Hay un momento mágico del día, tan solo un par de horas sorprendentes, en
las que todo parece detenerse. Después de la frenética actividad que desplegó
durante el día y justo antes de que la ciudad se ilumine de nuevo, Manhattan se toma un pequeño respiro. Es el atardecer, junto
antes de caer la noche…
Desde el South Ferry de Staten Island, la Estatua de la Libertad destaca
sobre el escenario dorado del atardecer y recupera el protagonismo que durante el
día le fue arrebatado.
Mientras tanto, el Flatiron
sirve de telón de fondo a las sombras que el atardecer dibuja en su fachada.
Y la corona del Edificio Chrysler emite sus últimos destellos dorados antes
de que se ilumine al caer la noche.
El SoHo se prepara para
mudar su piel…
Y los edificios reciben
los últimos rayos de sol...
… mientras, a orillas del East River, bajo el puente de Brooklyn, comienza el espectáculo cuando cae la noche y las luces de las oficinas del
Dawntown comienzan a encenderse.
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