Todavía recordaba cuando había oído por primera vez ese extraño nombre, Crete
Senesi. Fue ya hace algunos años cuando su amigo Julio le dijo que había
estado en uno de los lugares más bellos que había visto en su vida. Claro que,
ese viejo amigo acostumbraba a darse de bruces con el lugar más bello de la
tierra cada vez que viajaba; así que Norte no le hizo mucho caso en ese momento
y un recuerdo vago, … como un aroma sutil que se evoca pero que no se
identifica, quedó flotando en su memoria, … hasta que, de improviso, ese
recuerdo se avivó mientras revisaba la ruta en automóvil que tendría que hacer
al día siguiente.
Tenía que viajar de Siena a Arezzo, así que cuando consultó la ruta en el
navegador, algo le llamó de inmediato la atención, era sin duda el extraño pero
evocador nombre del lugar del que le habían hablado años antes.
Porque Crete Sinesi es el nombre de una zona de la Toscana repleta
de suaves colinas tapizadas de hermosos campos y tupidos bosquetes que
conforman un bello mosaico cromático. Tierras de labor serpenteadas por
ondulantes caminos bordeados de cipreses y salpicados por pequeñas localidades
como Buonconvento, Asciano o Monteroni d´Arbia. Es la imagen más conocida de la
región que, en primavera y buena parte del verano conforman esas bellas estampas
toscanas que nos dejan atónitos.
Pero es quizás durante el invierno cuando a Norte le parece más bello. Tal
vez la pobreza del suelo constituido por arcillas sienesas con su
característica coloración grisácea que solo permite el cultivo de cereales de
forraje y girasoles, o quizás el manejo que los habitantes de la zona han
realizado durante cientos de años, han dado como resultado uno de los más
bellos lugares del mundo, … y quizás su amigo Julio tuviese razón.