sábado, 23 de marzo de 2019

El palmeral celeste


No le resultó difícil imaginársela,  azul tal y como describía el folleto que le habían dado en la entrada. Nada más entrar en aquella hermosa sala Norte comprendió la idea de sus constructores y se figuró la bóveda celeste pintada de azul, soportada por las ramas entrelazadas del bosque pétreo de palmeras que ascendía hasta el infinito. Toda una simbología construida con el propósito de exaltar la prosperidad de la ciudad y como un templo al comercio, la Llotja de la Seda o de los Mercaderes dio cobijo a actividades mercantiles desde 1482.

Nada más perderse entre las columnas helicoidales del Patio de la Contratación, que se elevaban hasta los 17 metros, comprendió por qué al edificio se le consideraba una de las más bellas obras del gótico civil y Patrimonio de la Humanidad.












domingo, 3 de marzo de 2019

¡Pasen y vean!


Nada más despedirse del Sr. Zhang, cerró la puerta tras él y enfiló por largo pasillo que lo llevaría directamente a los ascensores. A pesar del cansancio que arrastraba desde hacía días, Norte no pudo dejar de sorprenderse por la bonita puesta de sol que se estaba produciendo allí afuera. Tras la enorme cristalera que recubría toda la fachada del moderno rascacielos, el ocaso ganaba protagonismo al día y una bella luz amarillenta inundaba hasta el último rincón de la Bahía de Hong Kong.

Desde que había llegado, el anochecer era para él en mejor momento del día. El calor sofocante parecía mitigarse ligeramente y eso le permitía abandonar el frescor artificial de los edificios y  salir a la calle buscando esa brizna de aire fresco que a veces venía de la bahía.

Nada más abrirse las puertas, Norte salió al amplio hall del edificio en el que el acero y el cristal eran los protagonistas. Tras unos segundos de duda, localizó el letrero que le indicaba la salida y se unió al torrente de personas que, como él, habían finalizado su jornada de trabajo.

Mientras se dirigía hacia la puerta de salida, se sacó la corbata y la blazer y se dispuso a salir al exterior; allí donde el aire acondicionado que lo había amparado durante todo el día no alcanzaba, allí donde la elevada humedad y temperatura se aliaban para hacer difícil la vida a las personas.

Tan pronto las puertas se abrieron, una bocanada de aire caliente lo envolvió anunciándole que todavía era demasiado pronto para que las temperaturas aflojaran y, durante unos instantes dudó si tomar un taxi o regresar en barco, atravesando la bahía.

Miró su reloj, sonrió y se echó su chaqueta al hombro, comenzando caminar tras las docenas de personas que se dirigían hacia el embarcadero situado a no más de 10 minutos. Desde que lo había utilizado, hacía ya un par de días, no había dejado de emplearlo siempre que podía, pero es que además la llegada de la noche hacía de la corta travesía un momento mágico.

Las embarcaciones de la histórica Compañía Star Ferry cubren la línea de la isla de Hong Kong a la península Kowloon, en una corta pero fantástica travesía de apenas 15 minutos durante las cuales, especialmente a esas horas, se puede disfrutar de uno de los más bellos skyline del mundo.

Tras esperar unos minutos para dejar bajar los pasajeros del ferry que acababa de atracar, Norte se acomodó en uno de los asientos y se dispuso a disfrutar del espectáculo.