martes, 24 de diciembre de 2019

¡Feliz Navidad!

Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo 
Fröhliche Weihnachten und ein glückliches Neues Jahr! 
   Feliz Natal! Feliz Ano Novo!    
圣诞节快乐   
Happy Christmas and a Happy New Year    
Joyeux Noël et Bonne Année!    
Bon Nadal e Bo Ano Novo    
Craciun fericit si un An Nou fericit!    
Pozdrevlyayu s prazdnikom Rozhdestva i s Novim Godom  


domingo, 15 de diciembre de 2019

Hamburgo, ¿alguien dijo miedo al frío?


El recepcionista que le devolvió el saludo con una sonrisa un tanto desconcertante y él se dirigió hacia la puerta de salida. A medida que se calaba el cálido gorro de lana, se ajustaba la bufanda en torno al cuello de su gruesa zamarra forrada de borreguillo y se colocaba los guantes, Norte se preguntó si sería suficiente. Pero como se suele decir no hay días fríos sino ropa inadecuada, … así que se armó de valor y empujó la puerta giratoria, no sin antes comprobar por el rabillo del ojo que el recepcionista lo seguía con la mirada mientras continuaba con esa sonrisa maliciosa dibujada en su rostro.

Y no era para menos, nada más poner un pie en la acera, el viento helador que azotaba la calle le abofeteó en los pocos centímetros cuadrados de piel que llevaba al descubierto. De inmediato sintió el mordisco glacial del frío en su rostro y, casi al instante, sintió como se helaban los pelillos de su nariz.

A pesar de haber estado en otras ocasiones en la ciudad, nunca le había coincidido con unas temperaturas tan bajas y un cielo azul deslumbrante. Una combinación perfecta para disfrutar del lago helado de Alster, de Speicherstadt que con sus 1,5 Km es el barrio de almacenes con pilotes de madera más grande del planeta, del Rathaus (Ayuntamiento) un impresionante edificio de finales del siglo XIX, de las ruinas de San Nicolás, del barrio de St. Pauli, del impresionante edificio de la Filarmónica del Elba o de las imagénes de uno de los puertos más grandes del mundo.

Hizo caso omiso a los -16 ºC que marcaba el panel informativo,… al fin y al cabo la vida no se detiene y la ciudad de Hamburgo le esperaba, ¿alguien dijo miedo al frío?













Otras entradas de El Baile de Norte en Hamburgo:

domingo, 1 de diciembre de 2019

Al filo del abismo


No sabía si se habría debido a una configuración planetaria especial, a la fortuna o a su pertinaz insistencia, … el caso es que cuando por fin encontró una fecha con entradas libres para visitar el lugar y comprobó que sus obligaciones laborales se lo permitían, Norte no lo dudó un instante.

No le hizo falta mucho tiempo para comprender el porqué de su fama. Y es que el Caminito del Rey encerraba un medio natural que le fascinó desde el primer momento, con esa abrumadora y deslumbrante belleza que la naturaleza ha modelado, con la perseverancia y la paciencia de un artesano, durante miles de años.

Apenas había caminado un quilómetro cuando Norte tuvo que detenerse. Aún no había llegado al primero de los cañones que había de atravesar y ya podía disfrutar de unas espectaculares vistas. Frente a él, el río Guadalhorce serpenteaba parsimonioso por la depresión caliza que contrastaba con la intensidad del verde de los pinares que trepaban por las laderas que conformaban aquella parte de la Cordillera Subbética. Durante unos instantes, bajo un pino carrasco, disfrutó de la simple contemplación de aquel entorno privilegiado.


Tan pronto reanudó la marcha y a medida que se aproximaba al desfiladero de Los Gaitanejos, Norte intentaba comprender los complejos procesos geológicos que habían dado lugar a aquel laberinto de elevaciones calizas formadas en el fondo marino hace millones de años y profundos cañones tallados en la piedra. 


Pero fue en la entrada del cañón cuando pudo en verdad apreciar los estratos verticales de calizas. Las paredes del tajo de más de 100 metros de altura apenas se separaban, en algunos puntos, más de un metro y era precisamente esa verticalidad la que imponía su tiranía a la flora que se asentaba en los escasos lugares donde se daban las condiciones vitales para sobrevivir. Mientras tanto, allá abajo, el río continuaba con su perseverante e infinita labor de desgaste y erosión de la piedra caliza.


Y de pronto el cañón se abrió a un amplio valle. La opresión causada por las paredes que parecía que de un momento a otro iban a estrujar a los caminantes desapareció y de nuevo la luz y el aire fresco y vivificador lo envolvió.


Como una tregua en el fragor de la batalla, el Valle del Hoyo se abrió dejando que sauces y álamos crecieran al borde del río, mientras que acebuches, sabinas, lentiscos, algarrobos y plantaciones de pino carrasco tapizaban las laderas. Y entre ellos, aquí y allá, las eneas, los tarajes y los carrizos acrecentaban la diversidad vegetal de la zona.


Y por si eso no bastara, para completar el orden natural que reinaba en el lugar, el alimoche, el buitre leonado, el halcón abejero o el águila real patrullaban los cielos mientras la cabra montesa, el zorro, el tejón o el lirón deambulan camuflados entre la vegetación, bajo la atenta mirada de las aves rapaces

Y, de nuevo, el valle volvió a cerrarse y otro estrecho cañón apareció ante él. Otra vez la verticalidad retomó el protagonismo y la proximidad opresiva de las paredes del desfiladero, esta vez el de los Gaitanes, reapareció.


A pesar de la seguridad que le proporcionaban las pasarelas suspendidas sobre el vacío, para Norte caminar a cien metros de altura sobre el Guadalhorce no dejó de provocarle cierta descarga de adrenalina. Y es que en algunos tramos todavía se podía ver el precario camino construido en 1905 por los trabajadores de la Sociedad Hidroeléctrica del Chorro, como una pasarela de servicio y mucho después como senda que fue cerrada tras la muerte de varios escaladores, debido a su deficiente estado de conservación.


De pronto, una cascada imposible y un puente colgante suspendido sobre el vacío le anunciaron que el final estaba próximo. Fue como la traca final de unos fuegos artificiales emocionales. Acababa de hacer El Caminito del Rey, … colgado al filo del abismo.