martes, 22 de diciembre de 2020

Feliz Navidad 2020

viernes, 4 de diciembre de 2020

La Casa de la Escusalla

 


Anoche soñé que volvía a La Escusalla. Me parecía estar parada en la entrada. Desde allí podía ver los restos de la enorme y enigmática casona que resistía con osadía el paso del tiempo. Junto a ella, los muros de la capilla con un bello retablo pétreo todavía en pie, eran perfectamente reconocibles a pesar del manto vegetal que la cubría. 

Ha pasado mucho tiempo y todavía conservo nítidos los recuerdos de lo que viví en aquella casa, ahora reservada y silenciosa, que guarda con celo sus secretos, como si desvelarlos supusiese un acto de deslealtad y traición por el que se paga con un alto precio.


Recuerdo aquel primer día, justo en mi décimo sexto aniversario, cuando entré a formar parte del servicio de la casa. Nací en una pobre familia de labradores y la casa de La Escusalla me fascinó desde el primer instante. En la planta baja las estancias me sorprendieron. Sus almacenes repletos de alimentos, las cocinas, las habitaciones del servicio,… y la planta noble simplemente me maravilló. 

Enormes aparadores atestados de delicadas vajillas cartujanas, hermosas cristalerías portuguesas, deslumbrantes lámparas y espejos de Murano,... gruesas alfombras de lana. Todo un mundo desconocido para mi, que estuvo a punto de engullirme entre sus poderosas fauces y del que me vi liberada casi milagrosamente. 

En la planta superior vivían los señores de la casa, los Bahamonde-Nogueira, un matrimonio de Pontevedra sin descendencia que había comprado la casa no hacía mucho tiempo. Una grave afección respiratoria de la señora fue la responsable de la mudanza ya que le permitía tratarse tomando las aguas bicarbonatadas en el cercano balneario de Lobios, en el límite de la frontera con Portugal. 

En la planta baja vivía y trabajaba el servicio. Dependiendo de la época del año éramos un número cambiante de personas, dirigido con mano de hierro por la gobernanta de la casa, Doña Benita. Cada vez que una de nosotras la veía, trataba de huir de ella como si de la peste se tratase. Era mal encarada, colérica y yo diría que también malévola, pero sobre todo lo que me aterrorizaba era su mirada fría como el hielo que parecía atravesarte de lado a lado. 

Arriba y abajo conformaban dos mundos completamente diferentes, antagónicos y complementarios que se movían al ritmo de la salud de la señora de la casa y, sobre todo, del estado de ánimo de su gobernanta. 

Nada más entrar al servicio de los señores, Conchita mi compañera de cuarto, me puso al corriente de las leyendas de la casa, un microcosmos envuelto en un halo de misterio desde su construcción en el siglo XVIII. 

Susurrando en el silencio de las noches, por miedo a que nos sorprendieran, me fue desgranando los avatares que la propiedad sufrió a lo largo de su dilatada historia; los diferentes propietarios que la habitaron, su misteriosa relación con la Inquisición y mil historias más, seguramente adornadas por el entusiasmo narrativo y la desbordante imaginación de mi compañera de cuarto. Pero, sobre todo, me habló de la relación entre la gobernanta de la casa y D. Pedro, un antiguo administrador de la propiedad, desaparecido y buscado por la justicia bajo la acusación de asesinato de trabajadores portugueses que contrataba y mas tarde mataba para no pagarle los jornales,… y la creencia generalizada de que se deshacía de sus cadáveres enterrándolos bajo las losas de piedra de la capilla. 

Tal era así que muchos trabajadores de la finca juraban haber visto en más de una ocasión, coincidiendo con la repentina desaparición de algún jornalero, luces a medianoche en el interior de la capilla. 

Fue aquella fatídica noche de Difuntos cuando se sucedieron los terribles acontecimientos que derivaron en la tragedia que nos sorprendió y de la que la mayoría, milagrosamente salimos indemnes. Ocurrió cuando el Sr. Bahamonde comunicó a Doña Benita que dispusiera todo para que, en los próximos días, comenzaran unas importantes reformas en varias dependencias de la casa, entre las que se encontraba la capilla. 

Desde el primer momento la gobernanta de la casa trató de convencerlo de la inconveniencia de las obras y, poco a poco, las diferencias de opinión derivaron en una fuerte discusión que llamó mi atención y la de todo el servicio. 

Después todo fue ruido y confusión, especialmente cuando muchos de nosotros pudimos oír como Doña Benita, enloquecida, comenzó a gritar, amenazándonos de muerte. 

Fue más tarde cuando la sorprendí, con los ojos enrojecidos por la ira, prendiendo fuego en los almacenes de la planta baja. Tan pronto me vio se abalanzó hacia mi como una demente. Milagrosamente me desembaracé de ella y salí corriendo hacia el patio. 

En pocos minutos el fuego se propagó por las estancias de la casa, devorando muebles y enseres en una inmensa pira. Mientras veíamos impotentes como las techumbres cedían y las llamas se alzaban al cielo iluminando la negrura de la noche, oímos unos espeluznantes y desgarradores gritos procedentes de la capilla en llamas, en los que muchos reconocimos a Doña Benita y a Don Pedro. 

Ahora, muchos años después, todavía evito pasar cerca de la casona. Allí sobre los restos del bello altar pétreo de la capilla alumbran dos velas que nadie sabe quién las atiende,… quizás tenga que ver con las dos luces que muchos vecinos juran que se ven cada primero de noviembre en las ruinas de lo que un día fue la Casa de la Escusalla.


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900 palabras

La historia de La casa de la Escusalla, se mueve entre la realidad y la ficción. Sus ruinas están situadas en el Ayuntamiento de Lobios, al Sur de la provincia de Ourense, en la misma frontera con Portugal. En Galicia, la magia y la racionalidad coquetean asiduamente en un juego de seducción que a nadie extraña, así que en este relato encontrareis historias reales entremezcladas con la fantasía de Norte.

Podéis saber más de la casa de la Escusalla en:

https://www.galiciamaxica.eu/galicia/ourense/casa-da-escusalla/

martes, 1 de diciembre de 2020

Como una bella fantasía oriental


«Hermoso, elegante, delicado y, sobre todo atrevido» ―pensaba Norte mientras deambulaba sin rumbo por los restos de aquel claustro del que solo quedaban en pie, como testigos mudos de un pasado más esplendoroso, la iglesia y las cuatro crujías del claustro de San Juan de Duero, un monasterio levantado por la Orden Militar de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén durante la primera mitad del siglo XII en las afueras de lo que hoy es la ciudad de Soria.

Y es que, en cada uno de los lados del claustro, sus creadores habían dejado volar su imaginación en una suerte de formas que que había dado lugar a un heterodoxo pero hermoso catálogo de arcos con una, para él, acusada influencia oriental. 

Desde los clásicos arcos de medio punto sobre parejas de columnas hasta los sorprendentes arcos túmidos, que arrancan de pilares acanalados para entrecruzarse, en un juego imposible, con otros arcos en los que uno de sus extremos queda en el aire, sin apoyo de ningún pilar, como un calderón eternamente suspendido en una partitura musical. 

Para Norte no cabía duda y ese derroche creativo plasmado en la piedra caliza por los maestros canteros solo podía estar inspirado en la arquitectura Oriental que los caballeros de la Orden de San Juan habían aprendido durante las Cruzadas o quizás a un un intento de emular el arte mudéjar español. 

Y es que más allá de la fuerza o la naturaleza de cada uno de los arcos o de su desafío a la gravedad, para Norte era la delicadeza y el preciosismo oriental modelado en piedra.   





sábado, 21 de noviembre de 2020

Subsistencia II

 


No estaba previsto,... me gustan los finales abiertos,... pero quizás la culpa la tenga Josep Mª Panadés... 

Si queréis refrescar la memoria podéis leer Subsistencia I pinchando AQUI 

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Alarmado por el el ruido, volvió a revisar todos los indicadores pero ningún aviso, ninguna señal luminosa o sonora le advirtió de disfunción alguna en la nave. Todo parecía estar en orden.

Desconcertado hizo un rápido repaso mental sobre lo que podía estar sucediendo. Intentó visualizar uno a uno todos los complejos sistemas de la cápsula y una oscura sospecha se materializó en su interior, provocando una sensación de desasosiego que pronto se convirtió en pánico cuando intentó desenganchar el arnés que lo mantenía sujeto.

Intentó girar su cabeza para ver que sucedía en el compartimento trasero pero tan solo alcanzó a ver una pequeña parte. Aquel maldito traje apenas le permitía moverse.

De nuevo aquel zumbido sordo volvió a ponerlo en alerta, justo un instante antes de que la el sistema de propulsión dejara de funcionar. De pronto la ingravidez y aquel silencio atronador lo atenazaron de tal modo que cuando el sistema de su traje espacial que le alertaba del aumento de pulsaciones comenzó a sonar, no pudo evitar un sobrecogedor grito que retumbó en toda la nave.

Ahora sí, las luces del panel de control se iluminaron con destellos de color naranja y rojo y una alerta sonora convirtieron la pequeña cápsula en un infierno. Fue entonces cuando el comandante Alan Stanford se fijó en uno de los indicadores y confirmó su sospecha.

Manipuló el ordenador de abordo y, de inmediato, en la pantalla apareció la configuración de las células de energía de la nave. Aterrorizado comprobó que de las tres unidades, dos de ellas ni siquiera figuraban como instaladas y la tercera se encontraba en rojo con su nivel de energía a cero.

Derrotado, se incorporó ligeramente y pudo ver por la pequeña ventana de la escotilla de babor como la enorme nave nodriza que había abandonado no era más que un pequeño punto en el negro y profundo espacio. 


sábado, 7 de noviembre de 2020

Subsistencia

 


Tan solo un instante antes de que la cápsula de escape se desacoplara, el comandante Alan Stanford notó una ligera vibración seguida de una fuerte sacudida que le hizo tambalearse a pesar del arnés que lo mantenía firmemente sujeto a su asiento. No fue hasta entonces cuando en su rostro crispado se dibujó una expresión de alivio.

Se incorporó en su asiento y, por la escotilla de babor, vio como la enorme nave nodriza se alejaba lentamente y se perdía en la fría y negra inmensidad del espacio. 

Como un autómata, revisó los indicadores del panel de control y comprobó que todo estaba en orden, así que accionó el intercomunicador y tras unos chasquidos iniciales comenzó a hablar.

―Cuaderno de bitácora de la nave Starline. Dia 346 de navegación interestelar…. ―acertó a decir con voz cansada antes de interrumpir la transmisión. 

Se sentía agotado, extenuado, psíquica y físicamente, incapaz de seguir con el relato. No sabía cómo explicar a la Compañía el abandono de una nave que había costado miles de millones de dólares con los cadáveres de sus compañeros a bordo. Tampoco sabría como justificar la pérdida de aquella extraña forma de vida, cuyo estudio era esencial. 

La calidez que le proporcionaba el traje presurizado hizo que, poco a poco, cayera en un profundo sueño, … hasta que, de pronto, un zumbido ronco en el compartimento de carga lo estremeció. Un sonido que reconoció al instante y que, como una descarga eléctrica, recorrió su médula espinal.

Continurá...


250 palabras

domingo, 1 de noviembre de 2020

La senda mítica


Quizás no fuese espectacular y tampoco su dificultad fuese muy alta, pero lo cierto es que para Norte los Lagos de Covadonga tenían algo de mítico que hacía de esa ruta de senderismo una experiencia difícil de olvidar. 

La belleza natural de estas montañas y la necesidad de preservarlas hizo que hace más de 100 años esta región fuese declarada el primer parque nacional en nuestro país. Y es que el el 22 de julio de 1918 nace el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga. Fue como el origen de todo, … era la primera vez que en nuestro país se iniciaba una senda que otros países habían comenzado hacía ya bastante tiempo. 

Es sin duda una ruta mítica. Una bella caminata por un lugar al que uno siempre querrá volver, una senda que transcurre en torno a lagos glaciares que permanecen, desde hace miles de años, apenas alterados por el hombre.










miércoles, 14 de octubre de 2020

El susurrar de las piedras

 «El claustro románico más hermoso»   ̶̶ recordó Norte la conclusión de un artículo sobre Santo Domingo de Silos, mientras se perdía en el silencio que aquel lugar le estaba regalando. Afortunadamente esa no era una decisión sobre la que tuviera que pronunciarse, pero es que, además, estaba seguro que la elección de cada persona, por unas razones u otras, sería distinta. En su caso no le cabía la menor duda y si tuviera que decantarse por alguno, lo haría por aquel claustro.

Había tenido suerte, mucha suerte y en el turno de visitas que había reservado no se había presentado nadie más que él, … todo un lujo que Norte estaba dispuesto a paladear con el placer que proporciona un lugar en donde el sosiego y la serenidad alcanzan proporciones inusuales.

Conocía sobradamente los aspectos históricos y artísticos que lo caracterizaban, no en vano lo había visitado en varias ocasiones y en todas ellas había disfrutado de las interesantes descripciones de los guías; quizás por ello declinó la visita guiada y se limitó a un simple paseo por el claustro en la soledad más absoluta.

Solo recordar algunos hechos históricos vinculados al cenobio, causaban en Norte una agitación interior difícil de controlar. Pensar que Rodrigo Díaz de Vivar donó alguna de sus posesiones al monasterio o que, camino de su destierro, pasó por allí cuando el claustro todavía estaba en construcción, dan una idea de los avatares y circunstancias con los que el Monasterio de Santo Domingo de Silos convivió a lo largo de su historia.

Algo parecido ocurrió con sus aportaciones a la cultura y escritura medieval. Y es que en el escriptorium de la Abadía vieron la luz las Glosas Sinensis, en las que se recogen las primeras palabras castellanas escritas. En realidad se trataba de cometarios en lengua romance peninsular realizados en los márgenes de un códice escrito en latín, … 
Pero si algo le fascinaba a Norte de aquel lugar era su aspecto artístico, … especialmente el claustro, el centro de la vida del cenobio, el lugar de donde parten y a donde llegan las actividades diarias del monasterio. Con esa armónica conjunción de arcos, columnas y un infinito catálogo de capiteles figurativos y relieves bellamente decorados con escenas bíblicas que lo hacen único.
Detenerse ante cada capitel era para Norte como descubrir la historia tras cada uno de los motivos vegetales, arpías, aves y leones, entrelazos de cestería, combates de caballeros y un sinfín de escenas bíblicas en la piedra bellamente trabajada, … era como escuchar el susurro de las piedras en una hermosa melodía en la que se entremezclaba el sonido de los cinceles de los maestros canteros y las oraciones de los monjes.



jueves, 1 de octubre de 2020

La silueta eterna

 

Jamás conseguiría ascender hasta su cima. Le sobraban años, le faltaba técnica y, sobre todo, agilidad. Quizás en su juventud pasada, acompañado de un experto escalador que lo guiase, habría podido lograrlo por su cara más fácil. Pero lo cierto era que aún así, siempre que podía, Norte volvía a realizar la senda que lo llevó hasta su base la primera vez que lo descubrió y cuya silueta eterna lo fascinó. 

Para él, volver a contemplar el Pico Urriello, se había convertido en una tradición que comenzaba en el pueblo de Sotres para, después de dejar atrás Cabao y cruzar el río Duje, ascender por una pista hasta llegar a la base del collado de Pandébano. Después solo quedaba superar con paciencia la senda con hermosas vistas hasta la majada de la Terenosa para alcanzar el collado Vallejo, antes de llegar a la Vega del Urriello a 1960 m de altitud. 









lunes, 14 de septiembre de 2020

El círculo mágico







  •  argumento que te salga al hacer clic en el botón Generar nuevo argumento.
  • Escribe un microrrelato de hasta 250 palabras como máximo basándote en todos o alguno de los elementos que os aparezca en el argumento generado.
  • Publica el microrrelato en tu blog junto al argumento en el que te basaste. Explícanos qué elementos de ese argumento escogiste para escribir tu micro.
  • Deja un enlace a tu micro en los comentarios de esta entrada para que pueda añadirlo a la lista y que todos puedan leerlo.
  • Tienes de plazo hasta el 30 de septiembre.

Argumento que me salió al  hacer clic en el botón “generar nuevo argumento”:

"Una funcionaria del estado con poderes para leer la mente y un piloto de aviones que es aficionado a los documentales de animales, investigarán la desaparición de una científica que había descubierto la forma de acabar con las gripes estacionales, cuando aparece en escena una tatuadora, en una historia de viajes que habla sobre la enfermedad y las heridas sentimentales."

El círculo mágico

María comprobó la hora local y nada más desembarcar tomó un taxi para dirigirse directamente al Ministerio. A pesar de su vuelo transatlántico de 13 horas, su cerebro bullía con una actividad inusitada.

Durante su estancia en Montevideo había coincidido en su hotel con la tripulación de una compañía aérea. Fue puro magnetismo. Un cruce de miradas, la coincidencia de habitaciones contiguas, sus alucinantes historias de filmaciones del medio natural y su militancia activa en las filas de los antivacunas junto con la irresistible sensualidad que desplegaba aquel piloto hicieron el resto. Después vendrían los besos, las caricias, los dulces momentos en la habitación y aquel tatuaje como recuerdo indeleble.

Nada más llegar se dirigió directamente al despacho del supervisor.

 ― ¿Cómo ha ido todo? ―le preguntó nada más verla, con la inexplicable inquietud que siempre sentía cuando hablaba con su subordinada.

 ― Todo ha ido bien, Juanma. He encontrado a Lidia, nuestra investigadora desaparecida. Está trabajando en algún lugar de Uruguay que no me autorizó a revelar. Créeme si te digo que se trasladó allí por propia voluntad porque en aquellas latitudes comienza el otoño y podrá seguir investigando ―respondió tras enviar un sutil mensaje telepático que eliminó cualquier rastro de recelo en los pensamientos del supervisor.

Nada más salir, María sonrió satisfecha. Ahora solo tendría que “convencer” a Lidia sobre la inutilidad de las vacunas. Mientras tanto retiró la manga de su chaqueta y el tatuaje asomó en el antebrazo y un cúmulo de sensaciones recorrió su cuerpo.

250 palabras
Se emplearon todos los tópicos de la propuesta.

martes, 1 de septiembre de 2020

Deliciosa, hermosa, modesta, refinada...


… y quizás se le pudiesen atribuir cientos de adjetivos más, pero es que cuando vio por primera vez la pequeña ermita encaramada en unas peñas en la aldea de Vallespinoso de Aguilar, enseguida se percató de ese halo especial que rodea a las cosas bellas,… con vida propia, y este era el caso de Santa Cecilia, un hermoso ejemplo de románico palentino de finales del siglo XII.

En algún lugar había oído que el arte se expresaba a través de la capacidad de manejar la materia por parte del artista, y en este caso Norte no podía estar mas de acuerdo. Los maestros canteros habían construido un pequeño templo que se mimetizaba con el entorno que lo rodeaba; era como una excrecencia de la propia madre tierra que los elementos habían modelado de forma caprichosa hasta obtener como resultado una deliciosa, hermosa, modesta y refinada ermita.


Una obra sencillamente deliciosa… en la que los creadores de Santa Cecilia habían concebido con su trabajo un universo iconográfico en el que se representan formas fitomórficas y geométricas que conviven con escenas bíblicas, animales fantásticos, arpías y labores cotidianas. Tanto era así que durante un buen rato Norte se detuvo a observar con detalle la puerta de grandes proporciones que se abría en una profunda bocina compuesta de siete arquivoltas, alguna de ellas decorada con un hermoso catálogo vegetal.


Hermosa,… y no solo por por la armonía que destilaba el conjunto, sino por esa vida propia que la ermita emanaba desde su interior, en una suerte de goce estético en el que Norte se vio atrapado desde el primer instante.


Modesta… por sus pequeñas dimensiones y el entorno austero en el que se encontraba. Y es que Norte no dejaba de asombrarse que con tan solo dos espacios, una nave rectangular y un ábside semicircular adosado a su cabecera, sus creadores hubiesen podido levantar un templo tan sencillo y a la vez tan hermoso.


Y refinada,… con unos sillares perfectamente trabajados, en donde sus creadores han cincelado formas imposibles; tal vez en un intento de estimular nuestra sensibilidad y sentimiento quizás más que a nuestra comprensión y razonamiento.

sábado, 11 de julio de 2020

Cerrado por vacaciones 2020

miércoles, 1 de julio de 2020

El cenobio mágico


Desde la distancia, el emplazamiento simplemente lo sobrecogió,… frente a él, emboscado bajo un enorme promontorio rocoso, el cenobio parecía que en cualquier momento podría desaparecer sepultado por la montaña. 

No obstante Norte elevó su ceja izquierda, al tiempo que esbozaba una sonrisa, al recordar que desde hacía más de mil años aquel conjunto monástico formaba parte del conglomerado rocoso que lo amparaba. 

Todo allí parecía trasladar al visitante a un ambiente de retiro en soledad, lejos de los placeres mundanos y en contacto con el medio natural que allá por el siglo X propició la fundación del monasterio. 

San Juan de la Peña despliega un halo mágico que enseguida atrapó a Norte… un medio natural escarpado que desafia la existencia de cualquier edificación en la que más que una construcción realizada por las manos del hombre, los edificios armonizaban de tal modo con el medio natural que parecían formar un conjunto único, resultado de la acción conjunta de las fuerzas geológicas y la erosión del viento y la lluvia, 


... un pasado cargado de historia y en el que, al abrigo de sus muros, se escribió, durante los siglos XI y XII, buena parte de la historia de la monarquía aragonesa. Después, a medida que las conquistas cristianas avanzaban hacia el Sur, fue perdiendo la influencia que ejercía y con ello las preferencias de los monarcas, 


… leyendas fantásticas que sitúan en este cenobio el Santo Grial allá por el año 713 para ponerlo a salvo de los ejércitos musulmanes, 


… y una riqueza arquitectónica única debida su belleza y a la singularidad de su emplazamiento que hace que los artistas hayan tenido que acomodar las piezas a la estructura del terreno. 


… y un claustro que quita la respiración; uno de los elementos más relevantes del monasterio, obra del Maestro de Agüero, un artista anónimo que plasmó bellísimas escenas bíblicas en sus capiteles. 



Todo en San Juan de la Peña rezuma arte e historia, un conjunto mágico en un enclave único.

sábado, 13 de junio de 2020

El capricho rojizo de la naturaleza



Dio un rápido vistazo al espejo retrovisor de su automóvil y Norte no pudo menos que volver a maravillarse. A sus espaldas, todavía coronada de nieve, la cordillera que separaba la Península Ibérica del resto del continente europeo conformaba un fantástico espectáculo. Una cadena montañosa de más de 400 km de longitud y cumbres de más de 3.000 m que emerge del Mar Mediterráneo para morir en el Mar Cantábrico. 

Se adentraba ahora en el Prepirineo, una franja montañosa con cumbres de menor altura y profundos y estrechos valles recorridos por ríos caudalosos, considerada la antesala de la Cordillera Pirenaica. Y ese era precisamente su destino, ya que esa estrecha banda montañosa se caracterizaba por contener enormes depósitos de conglomerados procedentes de los arrastres de ríos y glaciares hacia la depresión del Ebro. 

Quizás por ello se llevó una pequeña decepción cuando la carretera por la que conducía, serpenteando junto al cauce del río Gállego, le mostró un bello paisaje pero ni rastro de las formaciones geológicas que estaba buscando. Por un momento pensó que se había equivocado o que quizás las descripciones que le habían hecho de ellas fuesen un poco exageradas; no en vano ya le había ocurrido en otras ocasiones que los relatos de sus interlocutores habían resultado excesivamente entusiastas.


Pero todo cambió cuando, tras una curva, la carretera y el río se encajonaron en un pequeño cañón. Y allí estaban, no cabía la menor duda. Había llegado a su destino, los Mallos de Riglos, unas monumentales formaciones geológicas constituidas por un conglomerado de arena, arcilla y cantos rodados consolidados con carbonatos. 

Después, millones de años de erosión y plegamientos de la corteza terrestre dieron como resultado unos fantásticos farallones de más de 250 m de altura denominados “mallos”. De un hermoso color rojizo, debido a las arcillas y el mineral de hierro que forma parte de su composición, conforman unos singulares escarpes rocosos que fueron quedando aislados de la montaña debido a la erosión. Era como si, una vez más, la naturaleza hubiese dado rienda suelta a su imaginación y las suaves y verdes laderas tapizadas de enebros y sabinas alumbraran el capricho rojizo de la naturaleza.


Durante un buen rato se quedó contemplando la estampa que tenía ante sí y, por unos instantes, deseó ser un experimentado escalador para poder trepar por esas paredes y poder compartir con las colonias de buitres leonados y quebrantahuesos que habitan sus paredes, las hermosas vistas de los cañones del río.


Cuando por fin pudo abstraerse de la sugestiva atracción que la pared rojiza ejercía sobre él, Norte se dirigió a la pequeña localidad de Riglos que, desde hacia siglos, se asentaba a su abrigo. Le esperaba algo quizás no tan excitante como la escalada, pero seguro que muy emocionante y conmovedor; se trataba del Camino del cielo, una ruta de senderismo que lo llevaría a través de los mallos, un espectáculo para los amantes de la naturaleza.