«Cuando la vegetación desaparece y las aristas ganan protagonismo, un
reino pétreo, mineral, … salvaje surge ante nuestros ojos» pensaba Norte,
visiblemente emocionado por el espectáculo que contemplaba.
Para un simple aficionado al senderismo como él, aquella cumbre era
como pasar de jugar en una liga regional a hacerlo en la Champions. Todo allí
arriba era abrumador; la altitud, las pendientes imposibles, las condiciones
climáticas, todo se transformaba en cifras superlativas que no hacían más que acrecentar la belleza desgarradora del Schilthorn, … una hermosísima atalaya mágica
desde donde se divisan los picos más famosos de los Alpes.

Con toda probabilidad, de no ser por el teleférico en el que realizó la mayor parte de la ascensión, Norte se hubiese indigestado con los 2.970 metros de altitud de aquel coloso y jamás hubiese podido disfrutar de unas vistas privilegiadas. Un teleférico que debe salvar los más de 2.000 metros de desnivel haciendo el trayecto en cuatro etapas, cada cual más espectacular, lo que permite a los viajeros menos profesionales optar por hacer alguno de los tramos a pie y no desfallecer en el intento.
A medida que ascendía, Norte sentía como el horizonte se
ensanchaba y él empequeñecía por momentos, … hasta llegar a la cima.
Necesitó varios minutos para recuperar el resuello, mientras de
reojo visualizaba allá abajo la estación de Birg en la que se había bajado e intentaba
interiorizar la, para él, gesta que acababa de realizar. En la distancia la
panorámica de los más de 200 picos en una vista de 360º que no dejaba de
asombrarle.
Jirones de nubes atrapadas en las cumbres añadían una pincelada
apocalíptica a un lienzo irrepetible, … un cuadro que solo la naturaleza puede
realizar. A un lado las cumbres del Eiger (3.970 m), Mönch (4.107 m) y Jungfrau
(4.158 m), … y más allá el Mont-Blanc (4.810 m), rodeado de bellos glaciares.
Toda una sucesión de cumbres que aturdía solo con mirarlas.
Cautivado por la escenografía, como si estuviese en un estado hipnótico, Norte no sabría decir el tiempo que se mantuvo allí, admirando el hermoso telón de fondo que la naturaleza le había regalado. Quizás tanto que comenzó a sentir los efectos del viento glacial que azotaba la cumbre del Schilthorn, así que recogió su mochila, guardó la cámara y se dirigió a tomar un café al Piz Gloria. Porqué allí, en la misma cima a casi 3000 m de altura, lo esperaba el restaurante giratorio que fue escenario del película de James Bond “Al servicio secreto de su majestad”.
Fantásticas fotografías de este impresionantye paisaje alpino donde la vanidad del hombre se desvanece ante la grandiosidad del universo frente a la pequeñez humana.
ResponderEliminar¡Qué suerte, amigo Norte haber llegado tan alto y rozar el cielo con las manos!
¡Bienvenido, de nuevo, a este mundo bloguero!
Muchas gracias por tu cordial bienvenida!,... fueron unas largas y reconfortantes vacaciones.
EliminarSencillamente espectacular! La naturaleza no dejará nunca de sorprendernos (si no nos la cargamos, claro)
ResponderEliminarGracias por volver a llevarme de excursión.
Un abrazo
Creo que ese es el problema David,... ese pero que has puesto y que pone en entredicho nuestro compromiso con el medio natural!
EliminarGracias por tu tiempo!
Una fantástica travesía y unas espectaculares fotografías.
ResponderEliminarMe enamora la naturaleza y sus paisajes. Gracias por volver a traernos un trocito de ella.
Saludos:-)
Me alegro que te haya gustado,... los Alpes son infinitos y maravillosos. Gracias por tu tiempo!
Eliminar¡Hola Norte!
ResponderEliminarLo has definido a la perfección: "un lienzo irrepetible.
Y si de escenografía y cine hablamos, poco que decir a lo que has comentado respecto a la filmación de James Bond. Solo añadiré que una de las funciones de la dirección de arte en el cine es precisamente tener a un grupo de localizadores para encontrar escenarios como este. O sea de cine ;-).
Fuerte abrazo y espero que hayas pasado un estupendo verano.
Sería mi trabajo ideal Miguel,... buscar localizaciones,... así que ya sabes,... si sabes de algo?
EliminarUn abrazo!
Norte tiene la sensibilidad en la mirada y en la palabra escrita para emocionarnos en imagen y letra, nos hace sentir que somos mínimos ante la envergadura de las cumbres y nos ofrece la contemplación de la maravilla natural por medio de la vista y del relato. Un placer, sin duda.
ResponderEliminarAriel
La naturaleza es siempre asombrosa y arrebatadoramente hermosa,... tienes razón Ariel.
EliminarUn abraazo!
Unas fotos fantásticas que unidas a tus palabras nos trasladan a un escenario inenarrable, la naturaleza con todo su poder . Entiendo a Norte cuando dice que estaba absorto contemplando el espectáculo.
ResponderEliminarDebe ser un lujo estar ahí , gracias por mostrarnos toda esta belleza,es como viajar sin salir de casa.
Un abrazo Toño.
Puri
Gracias a ti Puri por acompañar a Norte en sus viajes,... y gracias por tu tiempo!
Eliminar¡Fotos y texto espléndidos! Coincido en muchas de las reflexiones de Norte, sobre todo en lo que se refiere a la toma de conciencia de la verdadera dimensión del ser humano dentro de la magnificencia de la naturaleza.
ResponderEliminarUn gran abrazo, Toño.
Somos gente buena Mirella,... no podría ser de otro modo nuestra actitud hacia el medio natural,... ¿no te parece?
EliminarImpresionantes imágenes. La naturaleza habla por sí misma. Precioso. :)
ResponderEliminarGracias Eva, me alegro que te haya gustado. Los Alpes son fantásticos!
EliminarSolo desde las alturas somos capaces de darnos cuenta de lo realmente insignificantes que son nuestras cuitas y preocupaciones. Desde luego que es una experiencia purificadora como muy bien describes en el texto. Espero que hayas disfrutado mucho del verano. Un fuerte abrazo!!
ResponderEliminarGracias David han sido unas largas y reconfortantes vacaciones,... Un abrazo!
EliminarCpincido, Norte, con todos los compañeros que hacen mención a que la inmensidad del paisaje nos hace sentirnos pequeños. Lo miras, lo muestras y lo cuentas de maravilla.
ResponderEliminarP.D. Por aquí, como bien sabes, tenemos el Teide.
Así es Isabel, yo también pienso lo mismo. Y al hilo de tu comentario decirte que siento muchísimo lo de vuestros incendios; han sido terribles,... cada noticia me retrotraía a los momentos que pasé haciendo las sendas en Tamadaba y El Roque Nublo
EliminarGracias Norte. A ver si esto sirve, al menos, para que tengamos en la isla una base de hidroaviones sin que tengais que prestárnos los vuestros de la península con el retardo que eso supone.
EliminarPor Galicia también estáis con fuego. Esto es una lacra.
Deve ter sido um período de férias maravilhoso!
ResponderEliminarUm abraço de bom retorno à blogosfera.
Muito obrigado pela recepção. Foram umas férias longas e tranquilas. Aproveito esta oportunidade para transmitir a minha desesperança sobre os incêndios na Amazônia
EliminarEstamos perdendo nossas maiores riquezas, Toño!
EliminarObrigada pela solidariedade.
Si en fotografía ya resulta un escenario impresionante, en vivo y en directo debe ser apabullante, jeje. Nunca he estado a esas alturas pero presiento la emoción que debe sentirse al visualizar una panorámica como esta y de oír y notar el frío viento que debe silbar por entre las cumbres nevadas.
ResponderEliminarDichoso Norte por haber podido vivir esa experiencia.
Un abrazo.
En efecto Josep Mª esa perspectiva nos sitúa en nuestro lugar. ESpero que también tú hayas pasado unas fantásticas vacaciones.
EliminarUn abrazo!
Unas fotografías espectaculares, lo mismo que el relato.
ResponderEliminarLa grandiosidad de la natulareza nos hace sentir pequeños. Me imagino la emoción.
Saludos.
Gracias Chary, así es. La naturaleza en toda su dimensión suele ponernos en nuestro sitio. Gracias por tu tiempo y tus comentarios!
EliminarHola Norte, imagino la emoción de ver tanta grandeza y belleza casi al alcance de la mano. Uno se siente pequeño ante esa realidad. Sabes contar y tus fotos son muy buenas, gracias por regalarnos tan majestuoso momento.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias Mariarosa por acompañar a Norte en sus viajes. La naturaleza en mayúsculas es soberbia en efecto!
EliminarCuando a uno le toque entrar en el reino de cielos es mejor que lleve mucho visto,... jajaja
ResponderEliminarUn abrazo David y gracias por tu tiempo!
Qué bien que estés de vuelta, Norte! Un texto y unas imágenes que son pura belleza.
ResponderEliminarGracias Marta, También Norte se alegra de estar de vuelta!
EliminarPreciosas vistas y bendito teleférico que permite a algunos poder subir.
ResponderEliminarComo senderista aficionada al igual que tú, la pendiente más abrupta que he subido fue al llano de Marboré (2600 metros) por el balcón de Pineta en los Pirineos y creí morirme en el ascenso, las vistas fueron espectaculares pero la subida me dejó literalmente sin fuelle. Y eso que lo hice con treinta años, ahora ni se me ocurre porque me muero en el intento.
Envidia sana me das por las vistas privilegiadas que has disfrutado.
Un abrazo.
Verdad?,... benditos teleféricos jajaja
EliminarNo me extraña que necesitaras unos minutos para recuperar el aire, es realmente impresionante. Provoca un cosquilleo entre miedo y desconocimiento. Esa quietud que debió acompañarte todo el camino.
ResponderEliminar¿En qué debe pensar uno? Dan ganas de averiguarlo y respirar toda esa pureza.
Un abrazo.
Así es, todo allí arriba adquiere otra dimensión. Muchas gracias por tu tiempo!
EliminarInmensa suerte la de Norte, contemplar uno de los espectáculos más grandes que la naturaleza tiene para mostrar. En donde uno puede sentirse pequeño ante lo elevado y a la vez, unirse a la belleza y formar parte de ella.
ResponderEliminarOjalá que la Madre Tierra nos permita seguir admirando su grandeza bien sea a través de ojos que sienten, que el cielo lo tenemos al alcance. Gracias por mostrarnos un gran pedacito de él. Preciosas imágenes que hacen honor a tus sensaciones.
Un abrazo;)
Gracias Mila,... ojalá los humanos dejemos que tu deseo se siga cumpliendo.
Eliminar¡Bienvenido de nuevo!
ResponderEliminarEspero que hayas podido disfrutar de tus vacaciones.
¡Que fotos tan bonitas! Y vaya... que miedo estar a tantas alturas, pero seguro que se estaría fantástico con el fresquito.
¡Un besito!
Gracias, Norte está contento del regreso y de le acompañéis en sus viajes.ç
Eliminar¡Guau!¡Feliz vuelta a casa! Nosotros... también de vuelta e incorporados a la rutina.
ResponderEliminarLa entrada de hoy ¡Da vértigo! Y bueno... senderismo, lo que se dice senderismo... A eso yo lo llamo "Deporte de Alta Montaña", aunque ya veo que has hecho un poquito de trampa con eso del teleférico.
Sea como fuere, estar allí arriba debió ser como coronar el mundo. Las imágenes son impresionantes.
Un fuerte abrazo, Norte
Desde allí arriba todo adquiere otra dimensión. Un placer teneros de vuelta!
EliminarNorte me he gozado esta entrada, como admiradora de la naturaleza y como senderista que ha subido tres veces el Pico Duarte, el más alto del caribe, con 3,098 m, y yo con más de 55 años, para mí más que una proesa.
ResponderEliminarA esas alturas todo es paz y grandeza, lo que se te revela allí es prácticamente inenarrable, aunque hice el intento y lo volqué en las tres ocasiones en el blog.
Gracias por mostrarnos esas alturas alpinas.