sábado, 13 de noviembre de 2021

Mar, viento y arena

 

Se acabó el verano en Corrubedo. Ahora se puede disfrutar del sonido del mar rompiendo sobre las rocas, del olor a salitre que inunda cada rincón y del viento que peina los cañaverales y pacientemente se encarga de borrar los vestigios del verano. Todo es calma y tranquilidad.


Solo mar, viento y arena. Todo lo que alcanza la vista es producto de la interacción de estos tres elementos. El paisaje, relieve modelado con paciencia infinita de artesano, mantiene su hermoso y delicado equilibrio con la flora y la fauna, conformando un todo en el que nada es superfluo.  


 Con la llegada del otoño, el extenso cordón de playa y los sistemas eólicos asociados, repletos de gente durante el verano, recuperan el sosiego que solo la naturaleza sabe imponer.  


Las lagunas costeras, separadas del océano por depósitos arenosos, rebosan actividad y constituyen uno de los hábitats de mayor interés, jugando un importante papel en la conservación de muchas especies de aves.


Durante el invierno las borrascas aceleran e intensifican la acción modeladora de los elementos sobre el paisaje. Es el momento de esperar, de agazaparse, de aguantar y perseverar hasta que finalmente las tormentas se calman, los vientos se debilitan…  


… y la primavera se despereza, al tiempo que la naturaleza comienza de nuevo su andadura.


 Y de nuevo,… solo mar, viento y arena.