Para Norte, Beacon Hill era la viva imagen del Boston que uno se puede imaginar
cuando se enumeran los méritos que
atesora la capital del estado de Massachusetts. Ser el lugar donde se forjó la
independencia del país es una circunstancia que sin duda marcó la historia de
la ciudad más antigua de los Estados Unidos y quizás esto le permitió mantener
esa posición de privilegio en el ranking de efemérides de las ciudades
norteamericanas. Poseer la primera biblioteca pública del país, encontrarnos
con el metro más antiguo o tener el honor de haber construido la primera
escuela pública, constituyen sin duda hitos que dan una idea del capital que
atesora esta urbe en cuyas universidades, como Harvard y el MIT, se ha formado
parte de la élite intelectual de este planeta y pueden presumir de contar con más
de cuarenta premios Nobel entre sus exalumnos.
Y es que, a pesar de la enorme nevada que cayó el día anterior, el día amaneció límpido y eso animó a Norte. Boston en febrero era sinónimo de frío y mal tiempo; era como si dejasen olvidadas las ventanas abiertas y todo el frío procedente de Canadá se colase por ellas. Pero a pesar de ello, tenía la oportunidad de disfrutar de una estampa diferente de la ciudad, así que atravesó el Boston Common, el jardín más popular de la ciudad que ostenta, como no podía ser de otro modo, el honor de ser el parque público más antiguo de Estados Unidos. Un parque que además jugó un importante papel en la lucha por los derechos civiles ya que Martin Luther King Jr., mientras realizaba su doctorado de filosofía en la ciudad, utilizó a menudo el parque para dar a conocer su lucha pacífica contra la discriminación racial.
Desde donde él se encontraba podía disfrutar de una parte del skyline de la ciudad, con los rascacielos diseñados en los años 80 por los más prestigiosos arquitectos y que contrastaba con Beacon Hill, al norte del parque, un barrio de hermosas casas señoriales construidas con ladrillos rojos a principios del siglo XIX.
Desde el primer momento Beacon Hill cautivó a Norte, fue un amor a primera
vista, un barrio fascinante que invita a perderse por sus estrechas calles
adoquinadas, disfrutar de sus casas victorianas o contemplar sus hermosas y
cuidadas puertas. Un lugar que le pareció especialmente próximo,… tanto que por
momentos le pareció hallarse en Europa pero, a la vez, formando parte de una de
las más hermosas páginas de la historia de los Estados Unidos de América.
Cuando llegó a Acorn Street no fue necesario que nadie le indicara que se
encontraba en uno de los lugares más fotografiados de Boston y posiblemente de
Estados Unidos. Se trataba de una pequeña y estrecha calle flanqueada de por
antiguas casas de mercaderes y artesanos del siglo XIX que mantiene intacto su
espíritu de otra época, tanto que su iluminación todavía se realiza mediante
farolas de gas.
Porque, a pesar de encontrarse en una gran ciudad, Norte pudo comprobar que
conserva costumbres de pueblo, y eso es quizás por la sensación de armonía que
se desprende al caminar entre las paredes de ladrillos rojos de Beacon Hill.
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